Cristales para el crecimiento espiritual
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Los cristales se han utilizado durante más tiempo del que podemos imaginar como fuente de inspiración, ornamentación y adivinación. Diversas civilizaciones los consideran como vehículos capaces de canalizar energías y estimular al ser humano y su desarrollo multidimensional.
En este artículo, tenemos la intención de descubrir cómo aplicar el poder de los cristales para el crecimiento espiritual a través de los conocimientos que pueden proporcionar en nuestras almas y a través de varias prácticas destinadas a la transmutación de la conciencia.
¿Por qué Cristales?
Los cristales tienen una conexión natural con nuestra mente y nuestro espíritu. El cuarzo, por ejemplo, en su pureza, conecta con el aspecto más interno de nosotros mismos y nos ayuda a entrar en esa dimensión. Esta experiencia de la unidad de la conciencia es la fuente de los mejores sentimientos humanos, los del amor, la tolerancia y la aceptación, accesibles a todos nosotros. Estas experiencias tienen una larga historia en la mayoría de las culturas y muchas veces están estrechamente ligadas a rituales, hierbas y cristales.
En la antigua Grecia se usaban cristales para invocar la ayuda de los espíritus, y se han encontrado espejos de estas piedras en yacimientos arqueológicos pertenecientes a diferentes oráculos y tumbas. Diferentes civilizaciones han preferido unos u otros cristales; Las culturas mesoamericanas, por ejemplo, se distinguieron por el tallado de diferentes piezas en jade y obsidiana. Simultáneamente, los chinos optaron por colocar elaboradas piezas de jade de diferentes colores en los distintos espacios según las reglas del feng shui.
Un cambio cultural
Actualmente, muchas terapias se basan en cristales para amplificar el efecto del trabajo energético. Estamos más abiertos hoy en Occidente a la función del aura con respecto a nuestro bienestar como lo estamos hacia una comprensión nueva y más amplia de lo que es la salud.
La acupuntura es un ejemplo interesante de este cambio cultural. Ha obtenido aprobación en muchos países de Europa y América para aplicar su tratamiento dentro de hospitales y otras instituciones, lo cual es un excelente tratamiento para el manejo del dolor. Esto habla de una nueva era, impulsada por aquellos que practican la medicina sin basarse únicamente en dogmas y tienen el mejor interés de sus pacientes en el corazón.
¿Por qué meditación?
La mayoría de nosotros estamos agotados por nuestro pensamiento. Vivimos bajo la impresión de que el pensamiento constante es normal y valioso. Pero si observamos la calidad de nuestros pensamientos, podemos darnos cuenta de que gran parte de ellos son ruido. Pensar es, en este aspecto, un proceso pasivo, siempre en el trasfondo de toda experiencia. Es como si siempre necesitáramos un comentarista que nunca se detiene.
Esta adicción al pensamiento es común, pero difícilmente puede percibirse como un problema a menos que uno descubra la meditación y tenga una idea del funcionamiento de la mente y su control sobre nuestras percepciones.
La mente crea su realidad momento a momento, procesando todo tipo de información de nuestros sentidos, haciendo que el momento presente sea parte de una historia. Según nuestra personalidad, la mente reacciona y genera diálogos internos y sentimientos que van en cierta dirección. Actúa como director, construyendo una trama para nuestra vida como una “película”.
El progreso espiritual no puede ser parte de esa película porque se trata de un cambio en la conciencia. Este cambio va más allá de las palabras que decimos a los demás y las del diálogo interior. Supera el mundo que construimos en nuestra mente, alcanzando una profundidad en la que los conceptos pierden su asidero.
El gran chamán Carlos Castaneda se refirió al yo con dos caras: la personalidad, sobre todo, constituida por el diálogo interior. Incluye cualquier cosa que podamos nombrar, cualquier concepto, idea, estructura. Y otro aspecto que no pudimos señalar por pertenecer a otra categoría. Este segundo aspecto está en la raíz de la realidad, y aquí usamos esta palabra como la usan los brahmanes hindúes: para definir la naturaleza última de nosotros mismos.
Un camino a la meditación
Hoy en día es común escuchar acerca de la meditación. No es necesario buscar muy lejos para encontrar una gran diversidad de prácticas. Hay libros que hacen referencia a múltiples técnicas de meditación, algunas más fáciles de aprender que otras. Con la revolución tecnológica, basta con escribir la palabra meditación en nuestro smartphone para encontrar muchas aplicaciones que nos encaminan a desarrollar una práctica exitosa.
Normalmente, cuando iniciamos una práctica de meditación, no tenemos una idea clara de nuestra motivación.
La explicación más común es que la meditación sirve para relajarse, y la mayoría de nosotros necesitamos relajación.
Si bien existen algunas técnicas excelentes para esto, cualquiera que piense que este es el objetivo final de la meditación está lejos de darse cuenta de su verdadero potencial. La meditación puede ir mucho más allá. Si nos abrimos a las posibilidades que nos ofrece, reconoceremos que proporciona un camino privilegiado de despertar y desarrollo espiritual.
Para entender el verdadero potencial de la meditación, considero esencial discutir primero los dos aspectos principales: la atención y la ecuanimidad. La capacidad de mantener nuestra atención fija en el presente y centrada en lo que hacemos, nos ayuda a actuar con eficiencia en el día a día. Al mismo tiempo, la ecuanimidad nos permite controlar nuestras emociones, no dejarnos llevar por ellas. Nos ayuda a evitar la confusión que pueden crear los sentimientos repentinos. Un espíritu de ecuanimidad es un espíritu de equilibrio y resiliencia, basado en el momento presente.
Despertar espiritual
Los beneficios de fortalecer nuestra capacidad de atención y ecuanimidad son evidentes, pero ¿cómo es que su práctica a través de la meditación abre las puertas de un despertar espiritual?
Al meditar, la concentración y la ecuanimidad nos ayudan a ver las cosas con más claridad. Poco a poco nos damos cuenta de cuestiones que no podíamos ver en nosotros mismos y de ilusiones que distorsionan nuestra visión del mundo y de la realidad. Aunque este proceso de encuentro con el entorno suele ser complejo, también nos permite abrir poco a poco los ojos del Espíritu para ir percibiendo la presencia divina en todo lo que nos rodea.
La meditación nos enseña a ser conscientes de cómo nuestros pensamientos interpretan y afectan nuestra realidad (a través de nuestras reacciones), generando una mayor conciencia de nuestra persona y nuestra situación. Este proceso de toma de conciencia nos conecta con aquello que nos supera, que es más grande que nuestro entendimiento, dando como resultado un profundo sentimiento de paz y serenidad.
Pero lo más importante es que esta conexión también nos permite “olvidarnos” de nosotros mismos, ir hacia el otro, reencontrarnos con otros seres humanos, con cada realidad que experimentamos, con el universo y, en consecuencia, con Dios.
Así es como la práctica diligente de la meditación transforma nuestras vidas y las vidas de aquellos con quienes interactuamos, mejorando nuestra percepción del Espíritu y todo lo que nos rodea.
La naturaleza de la mente se expresa mejor en el silencio, en la claridad de estar presente. Pero está oculto en la forma en que solemos dejarlo correr libremente. Para controlar la mente, los mejores enfoques son siempre suaves, ya que no podemos forzar el silencio.
Una buena estrategia para aquietar la mente puede hacer un gran uso de herramientas especiales. Es vital tener una buena postura durante la meditación para permitir que nuestra energía fluya libremente, pero existen otras herramientas que realmente pueden marcar la diferencia.
Meditar con Mudras
Los mudras son gestos realizados con las manos y los dedos durante la meditación. Mudra es una palabra original del sánscrito y significa producir alegría. En meditación y Hatha Yoga, son muy utilizados como vehículos de energía y transmisión de intenciones entre el cuerpo energético y la mente.
Cuando incluimos mudras en la rutina de meditación, ayudamos a restaurar y nivelar nuestro nivel de energía. Al presionar con los dedos canalizamos la energía recibiendo paz, seguridad y armonía.
No hay contraindicaciones para agregar mudras a tu meditación. Si los practicas constantemente, puedes aliviar los molestos síntomas, inducir el sueño, mejorar el estado de ánimo y aumentar la vitalidad, entre muchos otros beneficios. No son complejos pero requieren práctica y constancia. Se recomienda realizarlas al menos una vez al día, durante la meditación. Puedes repetir el Mudra durante el día en cualquier momento de silencio o mientras escuchas música.
Todos los mudras elevan nuestro estado de conciencia y favorecen la concentración. En los estudios de yoga, son reconocidos por estimular el cerebro y despertar cualidades latentes en el alma. Al realizar una postura con las manos, estamos elevando nuestro estado meditativo de conciencia. Incorporarlos en el día a día produce transformaciones a corto y largo plazo. Sin embargo, si tienes que enfrentarte a una situación estresante o estás angustiado por algo en particular, estos mudras no solo elevan tu estado sino que pueden tener un efecto de alivio casi inmediato.
Jñana Mudra. Este Mudra se practica tocando la punta del pulgar (elemento fuego) con la punta del dedo índice (elemento aire). Los otros tres dedos permanecen en una posición natural. El fuego aporta fuerza y estabilidad al aire, que es el elemento de la mente.
Este es un Mudra muy popular, que mejora la concentración. Ayuda a conciliar el sueño rápidamente. No solo podrás centrarte en un tema en concreto, sino que te ayudará a vaciar la mente.
Otro Mudra interesante es el Chinmaya, también conocido como “el gesto de la conciencia”, que es uno de los poderosos mudras que promueven la salud física y mental. Chinmaya es una palabra sánscrita que significa “conciencia suprema”, “lleno de conocimiento” o “sabiduría pura”.
Para este Mudra, junte las puntas de los dedos pulgar e índice y forme un círculo. Dobla los dedos restantes en tus palmas y coloca tus palmas sobre tus muslos. Las palmas pueden mirar hacia arriba o hacia abajo.
Cristales y Práctica Diaria
Una vez que tenemos un método, una rutina de meditación de nuestra elección, podemos mejorarla usando un Mudra como los mencionados anteriormente y encontrar un cristal para el crecimiento espiritual que puede mejorar los resultados de nuestra práctica.
En la terapia con cristales, los cristales se colocan en varios puntos de energía del cuerpo para diluir los bloqueos de energía y promover la curación. También puedes hacer elixires con piedras o usarlos en forma de joyas. Por otro lado, podemos programar nuestros cristales para el crecimiento espiritual y recibir el impulso de su poder.
Echemos un vistazo a algunos de los cristales que pueden ayudarnos en el camino.
Cuarzo el cristal es probablemente la primera opción que alguien recomendaría para la meditación. El cuarzo transparente se puede programar y cargar con tu intención meditativa. Los cristales de cuarzo brindan una verdadera claridad mental, lo ayudan a concentrarse más y ayudan a estabilizar sus pensamientos y emociones.
diamantes Herkimer tienen una energía distinta y armoniosa, que puede tranquilizar la mente y ayudar a crear la configuración perfecta para lograr el silencio interior.
Selenita, un favorito personal, actúa como un amigo que se sienta y medita contigo. Ayuda a despejar la mente y relajar el cuerpo. Tiene una conexión con la energía divina que hace que su presencia sea ligera y atractiva. También es una piedra que te protegerá y mantendrá segura tu energía, evitando que caigas en un estado de ánimo negativo o sobreestimules tus chakras.
Amatista tiene muchos colores o matices dentro del azul, violeta claro o violeta vibrante. Debido a la coloración, la amatista resuena con Chakras espirituales superiores: el Chakra de la Corona y el Chakra del Tercer Ojo. Es un cristal que puede abrir el canal y las conexiones a la conciencia divina y la intuición más elevada. La amatista despeja la confusión de la mente y ayuda a aliviar el estrés, el insomnio y calma las emociones.
Empezando hoy
En esta era de incertidumbre, el desarrollo espiritual nos motiva a trabajar en la evolución de nuestra inteligencia espiritual para superar nuestros miedos y limitaciones, aún cuando continuamos en nuestra limitada y falible existencia. La práctica de la meditación puede abrir la puerta a una vida más plena y prepararnos para los nuevos desafíos de nuestra vida, y confiar en nuestros cristales para el crecimiento espiritual puede sacar lo mejor de nosotros en este proceso. Podremos mirar hacia atrás y agradecer al momento actual la oportunidad de encender nuestra mirada interior para tener la capacidad de contemplar el Espíritu (con mayúscula) en nosotros y en todo lo que nos rodea. Como dice un famoso proverbio chino: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora”.